"En el instituto, empecé una relación que se convirtió en algo bastante serio. Había muchas cosas positivas, pero con el paso de los meses se volvió tóxica. A todos los lugares a los que iba, él empezó a acompañarme. Cuando quería salir con mis amigos sin él, mentía a propósito sobre dónde estaba, pero él me localizaba y aparecía. Había otras señales de alarma que pasé por alto porque decía que me quería y hacía cosas "románticas" como comprarme flores después de una pelea. Ahora comprendo que los gestos amables hacia tu pareja no deben usarse sólo como una forma de compensar el mal comportamiento. Para mantener esta manipulación me decía que sí a todo lo que le pedía, así que seguí haciendo la vista gorda y empecé a aprovecharme de ello. Finalmente, las cosas terminaron cuando me agredió físicamente cuando intenté mirar sus mensajes a otra chica en su teléfono. Lo que me dolió más que darme cuenta de lo problemática que había sido la relación fue el hecho de que mis amigos, que habían sido testigos de todo, no me apoyaron después, sino que siguieron siendo amigos de él". (La persona citada permanecerá en el anonimato).
Historias como éstas son demasiado comunes entre los adolescentes y los jóvenes. Su inexperiencia en este tipo de asuntos les pone en situaciones difíciles y a veces peligrosas. Aprender a establecer límites claros y a respetar los establecidos por los demás son pasos vitales para crear relaciones sanas. Establecer límites puede ser una tarea difícil, ya que cada persona tiene diferentes valores, intereses e ideas sobre lo que le resulta cómodo. Tanto si estás trabajando en ello en tus propias relaciones como si quieres enseñar estas habilidades a otros en tu vida, los siguientes consejos pueden ser útiles para determinar lo que te hace sentir cómodo a ti y a los demás.
Algunas cosas a las que hay que prestar atención para determinar lo que no es saludable en una relación son el desequilibrio de poder, el comportamiento controlador y el lenguaje despectivo o abusivo.
Comience por preguntarse cómo se siente cuando se respetan tus límites. Pueden ser límites físicos, emocionales o digitales. A continuación, piensa en cómo te sentirías y actuarías si no se respetaran tus límites. Puede que te enfades, que sientas la necesidad de escapar, o que te paralices o te pongas a la defensiva. Si empiezas a notar estos comportamientos en los demás, es posible que hayas cruzado un límite.
Otro aspecto clave es recordar que el consentimiento y los límites no son constantes. Es más fluido, lo que puede parecer apropiado en un momento o situación concretos puede no serlo en el futuro. Cambiar de opinión es normal y no debe haber presión de ninguna de las partes para continuar. Otra forma de pensar en esto es utilizar la frase "El consentimiento es un proceso". No hagas suposiciones, comprueba continuamente a los demás y busca el lenguaje corporal que pueda indicar si se sienten incómodos.
Aunque los problemas de límites pueden afectar a las relaciones a todas las edades, durante el Mes de la Concienciación sobre la Violencia en el Noviazgo de los Adolescentes (febrero) es importante que los adultos que forman parte de la vida de los adolescentes proporcionen información y ejemplos de comportamiento positivo. Para los adolescentes, es importante ser conscientes y trabajar activamente para comprender mejor cómo establecer y aprender los límites.